Por qué las personas de alzhéimer se agitan al atardecer

Según un nuevo estudio, las personas que padecen alzhéimer y otros tipos de demencia suelen experimentar un fenómeno conocido como sundowning o síndrome del ocaso o de la Puesta de Sol, que se caracteriza por una mayor agitación, ansiedad, e incluso agresividad, al llegar el atardecer y la consiguiente disminución de la luz natural.

Se trata de una conducta cuyo origen puede estar asociado a la forma en que se conecta el reloj biológico con las células cerebrales.

Algunas de las razones a las que se atriibuyen estos síntomas, son la depresión, un exceso de cansancio, dolor, o incluso aburrimiento, hambre o sed, según dicho estudio publicado en Nature neurosciencie, cuyos autores han investigado otra posibilidad, y es que las alteraciones que producen las enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer en el cerebro interfieran con el reloj biológico.

Los relojes biológicos son mecanismos moleculares que responden a los cambios de luz en el entorno, controlan los ritmos circadianos, y regulan funciones fisiológicas del organismo tan importantes como el sueño, los niveles de hormonas o el metabolismo, afectando también a nuestro comportamiento.

En las personas, los ratones y otros vertebrados, el reloj interno se localiza en el núcleo supraquiasmático (NSQ), en el interior del hipotálamo.

Los patrones circadianos de la agresividad

Los investigadores decidieron averiguar si este reloj interno estaba involucrado en la regulación del comportamiento agresivo, y para ello midieron la frecuencia y la intensidad de las interacciones entre ratones macho cuando se producía una situación en la que tenían que defender su territorio frente a ratones intrusos que eran introducidos en sus jaulas en diferentes momentos del día.

El reloj biológico regula funciones fisiológicas como el sueño o los niveles de hormonas, afectando también al comportamiento de los pacientes con alzhéimer

Comprobaron así que los ataques a los intrusos mostraban unos patrones circadianos de agresión, es decir, que su intensidad y frecuencia dependían en efecto del momento del día.

Según ha explicado el Profesor Clifford B. Saper, autor del estudio y presidente del Departamento de Neurología en el Beth Israel Deaconess Medical Center en Boston (Estados Unidos), los animales se mostraron mucho más agresivos al atardecer, cuando las luces se apagaban, y menos agresivos a primeras horas de la mañana cuando había luz.

En otro experimento, que consistió en manipular el reloj biológico de los ratones ajustando los genes en las neuronas que lo regulan, observaron que cuando impedían que estas neuronas enviaran determinados mensajes químicos, se perdía el efecto de los ritmos circadianos sobre la conducta agresiva de los animales, que permanecía elevada todo el tiempo.

Los científicos emplearon optogenética para estudiar los circuitos cerebrales involucrados y descubrieron dos circuitos paralelos que vinculaban el reloj biológico con una zona del hipotálamo que se sabe que regula la conducta agresiva. Estimular las neuronas situadas en esa región provocó que los ratones se volvieran violentos y agresivos.

El alzhéimer altera las funciones del reloj biológico

Estos expertos concluyen que sus hallazgos revelan que el reloj interno del núcleo supraquiasmático influye sobre la agresividad, y el Profesor Saper añade que los patrones de conducta observados en los ratones imitan los relacionados con el aumento de la agresividad que se produce en los pacientes de alzhéimer durante el atardecer, lo que sugiere que este circuito cerebral se deteriora de alguna forma en este tipo de enfermedades neurodegenerativas.

Investigar sobre los cambios que experimentan los pacientes con alzhéimer en este reloj biológico puede ayudar a desarrollar nuevos tratamientos para reducir los síntomas del síndrome del ocaso y mejorar la calidad de vida de los enfermos y sus cuidadores, evitando además que estos pacientes tengan que ser institucionalizados.

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