Cáncer de ovario: Un asesino silente

La mujer, por sus características reproductivas, es propensa a padecer los conocidos cánceres ginecológicos, entre los cuales se encuentra el de ovario.

Representa el tercero con mayor incidencia y el más letal debido a que 70% de las pacientes se encuentran en una etapa avanzada para el momento del diagnóstico. Por esta razón, es importante asistir a un especialista para realizarse una evaluación que permita identificar la posible aparición de este tipo de cáncer.

La Dra. María Belén Fuentes, oncólogo clínico y coordinadora docente del postgrado de Medicina Oncológica del Instituto Oncológico “Dr. Luis Razetti”, indicó que se trata de una enfermedad que ocupa el noveno tipo de cáncer más común y la quinta causa de muerte en mujeres. Entre los tipos de cáncer de ovario, el epitelial es el más frecuente, debido a que representa un 90% de los casos.

Algunos exámenes de rutina como las exploraciones pélvicas incluyendo: ecos intravaginales o tacto vaginal y las pruebas de citología (Papanicolaou), suelen ser indicadores eficaces en la prevención de algunos cánceres ginecológicos. De ser necesario, la realización de una biopsia podría confirmar o refutar el diagnóstico.

Finalmente, en caso de que se compruebe la existencia de células cancerígenas, existen evaluaciones adicionales que pueden arrojar resultados sobre el estadio en el que se encuentra la enfermedad.

La especialista agregó que el cáncer de ovario, por lo general, se presenta después de la menopausia, siendo el 50% de los casos en mujeres mayores de 50 años.

Mujeres con antecedentes familiares de cáncer de ovario, útero o mama, que no hayan tenido hijos, o que comenzaron a menstruar en edades irregulares; mujeres post menopáusicas, con padecimientos anteriores de quistes ováricos; obesidad, tabaquismo, alta ingesta de alcohol y sedentarismo, pueden aumentar significativamente los riesgos de padecer cáncer de ovario.

Según el Dr. Nelson Guedez, oncólogo de Instituto de Oncología de la UCV, indicó que se trata de una enfermedad silente o asintomática en las etapas iniciales. Posteriormente, en las etapas avanzadas existen algunos signos de alerta como malestar en la parte inferior del abdomen, pérdida de peso y del apetito, dolor de espalda, hemorragias después de la menopausia o entre períodos menstruales, aumento de la circunferencia del abdomen, fatiga, estreñimiento, o sensación de llenura precoz al comer.

Como estos síntomas, en ocasiones, suelen relacionarse con otras patologías, las personas tienden a desestimar la importancia de los mismos, ignorando la posibilidad de que se trate de un cáncer.

El diagnóstico para esta patología se puede realizar a través del análisis de la historia clínica del paciente; revisión de marcadores tumorales, como el CA125, cuya presencia en una concentración superior a determinado nivel puede, indicar la existencia de un cáncer, y además sirve para seguimiento y pronóstico de la enfermedad; realización de exámenes de imagenología como el ultrasonido transvaginal, el ultrasonido Doppler, y la tomografía axial computarizada (TAC); y finalmente, la laparoscopia v/s laparotomía, que permiten confirmar el diagnóstico, evaluar el estadio en el que se encuentra y remover la mayor cantidad del tumor.

Terapia antiangiogénica

El Dr. Guedez agregó que: “Estuvimos 15 años sin que cambiara la terapéutica en las pacientes con cáncer de ovario avanzado; pero recientemente fue aprobada una terapia blanco o terapia antiangiogénica, que ha cambiado el pronóstico y la calidad de vida de las pacientes.

Se trata de un anticuerpo llamado bevacizumab, esta terapia impide el crecimiento de vasos sanguíneos alrededor del tumor, y éste, al no recibir sangre, no recibe oxigeno ni nutrientes, y por lo tanto, las células cancerígenas mueren. De esta manera, el tumor se reduce, lo que representa sobrevida significativa y una calidad de vida realmente muy buena”.

En el marco del Día Mundial de la lucha contra el Cáncer de Ovario, la recomendación de los especialistas es realizar una visita anual al ginecólogo para descartar cualquier anomalía, lograr un diagnóstico temprano de la enfermedad y aplicar los tratamientos necesarios para ofrecer una mejor calidad de vida al paciente.

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