Esta es la solución si te está costando volver al trabajo


Se acaba el verano y, con él, dejamos atrás días de relax, diversión, reuniones con familiares y amigos, libres de ataduras y rutinas...para volver a la realidad de nuestro día a día.

Una realidad que no es, ni de lejos, tan terrible como se nos antoja cuando sufrimos lo que se conoce como el síndrome postvacacional.

¿En qué consiste ese síndrome tan propio de estas fechas? Muy sencillo: cuando volvemos de un período más o menos largo de vacaciones en el que hemos hecho (casi todo el tiempo) aquello que nos apetecía, la vuelta a la rutina puede generar un estado de apatía que, si tenemos dificultades para manejar emociones como la frustración, puede llegar a causar tristeza, ansiedad, irritabilidad, trastornos del sueño o, incluso, depresión.

"En la mayoría de los casos", explica Elena Santos, psicóloga de la Unidad de la Personalidad y del Comportamiento del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo, "estas sensaciones suelen desaparecer al cabo de un par de días, pero, en algunos casos, se prolongan más tiempo. Si esto último sucede, es recomendable acudir a un especialista para descartar o tratar algún problema o trastorno depresivo o ansioso de fondo".

Cuando no es el caso, el primer paso para que seamos capaces de superarlo es aprender a gestionar nuestras emociones. «El síndrome postvacacional», explica Elena Santos, "no deja de ser un problema adaptativo, cuanto mejor aprendamos a relacionarnos con los cambios en la vida en general y a reaccionar a ellos, mejor afrontaremos situaciones de este tipo".

En segundo lugar, la experta explica que conviene procurar que la vuelta sea lo más paulatina posible: "Todos queremos aprovechar al máximo nuestras vacaciones, pero pasar directamente de la playa a la oficina puede ser un cambio demasiado brusco. Si tienes unos días para irte, por ejemplo, adaptando a los horarios de sueño, mucho mejor".

Una tercera recomendación: incorporar actividades durante el tiempo libre. "Esto es algo que deberíamos hacer siempre", recomienda la especialista. Apuntarte a alguna actividad como el gimnasio, patinar, quedar con tus amigos o dar un paseo después de tu jornada laboral contribuyen a "desconectar, a ilusionarte y hacerte sentir mejor en general".

Un consejo final y muy importante: no idealizar en exceso las vacaciones. "Todos tenemos días mejores y peores, cosas que nos pueden apetecer hacer menos que otras y venimos de unos días en los que, como explicaba antes, la línea general la ha marcado nuestro disfrute, porque son relativamente pocos días y tendemos a aprovechar a hacer lo que nos apetece. Sin embargo, aunque lo parezca esos días, la vida no queda "en suspenso", como si fuera un período eterno y maravilloso en el que nada malo o complicado va a suceder. Es la misma vida la que nos presenta constantemente frustraciones y situaciones difíciles con las que tenemos que aprender a lidiar y éstas acabarían apareciendo igualmente".

Fuente: 20 MInutos

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