Envejecer mirando al futuro

  • por EFE martes 10 julio 2018

REDACCIÓN INTERNACIONAL.- La Organización Mundial de la Salud prevé que entre 2000 y 2050 se duplique la proporción mundial de habitantes mayores de 60 años en el mundo, pasando de 605 millones a 2000 millones. Envejecer será la norma.

La cantidad de personas de más de 80 años aumentará casi cuatro veces hasta alcanzar los 395 millones, un acontecimiento sin precedentes en la historia. En América Latina y el Caribe, la esperanza de vida también se alargará entre 2025 y 2030 a 80,7 años para las mujeres y a 74,9 años para los hombres, promediada por última vez en 2017 en 75 años.

¿Cómo sentirse cómodos con una carcasa que envejece?¿Qué nos aporta el arrepentimiento y qué peligros tiene permanecer atrapados en el pasado?¿Es la edad importante en el amor? El libro “Envejecer con sentido” realiza una visión de 360º sobre el envejecimiento. Se estructura como una conversación entre sus dos autores, la filósofa estadounidense Martha C. Nussbaum, premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 2012, y el abogado y economista Saul Levmore.

El objetivo de la obra es plantear la vejez como una época de la vida con oportunidades únicas en la que hay que vivir con conciencia en lugar de focalizarse en la preocupación por la muerte.

“Aprendiendo del rey Lear”, “Política de jubilación”, “Envejecer con amigos”, “Cuerpos que envejecen”, “Mirando atrás”, “Amor y Sexo más allá de la mediana edad”, “Desigualdad y envejecimiento de la población” y “El acto de dar” son los ocho capítulos del libro, cada uno con un artículo escrito con un enfoque distinto por cada uno de los autores.

Dejar atrás emociones del pasado

Durante la vejez es frecuente examinar y reevaluar la vida pasada. Sin embargo, esta mirada en el tiempo puede traer consigo remordimientos. La filósofa Martha C. Nussbaum sostiene que la retrospección es positiva si contribuye a dar sentido a la narrativa completa de nuestra vida y sirve para aprender. “El problema es que la gente tenga miedo de mirar también hacia delante”, señala en una entrevista con EFEsalud.

A lo largo del relato la profesora Nussbaum explica que, cuando queda poca vida en relación con lo que se ha vivido, tener expectativas puede parecer menos productivo que antes, pero quedarse anclado en emociones del pasado nos condena a una repetición inflexible de algo que no se puede cambiar. Según la autora, nos impide “centrarnos en personas que tenemos ante nosotros” al vivir en el recuerdo de “las que desaparecieron hace mucho”.

“Cuando muchos amigos y familiares han fallecido, uno puede pensar fácilmente que lo que importa estaba en el pasado”. Martha C. Nussbaum sostiene que vivir estancado en el tiempo impide establecer muchos vínculos felices con personas vivas. Ante el lamento y énfasis a la hora de pensar que habría sido mejor que no ocurriera sugiere preguntarse “¿por qué perder la energía emocional en lo que ha desaparecido y se ha marchado?”.

Asimismo, destaca que si convertir el presente y el futuro en pasado constituye un error, el presentismo, o el intento de descartar el pasado en favor del presente y del futuro, supone un error igualmente grave. “Las vidas deben ser vividas retrospectivamente para el autoconocimiento, el cambio y el enriquecimiento de la vida presente”, recalca la autora en uno de los capítulos.

Idealmente, generalizar los errores de otras personas nos permitiría aprender de la experiencia ajena. “Cuando los jóvenes piden consejo, creo que preguntan por este tipo de arrepentimientos, para evitar errores graves aprendiendo de los nuestros”, resalta Saul Levmore, coautor del libro, quien destierra la conducta del culpable y se pregunta si es posible cambiar una actitud o forma de vida para que mirar al futuro sea eficaz.

Rebelarse contra los prejuicios

La ansiedad generada por la idea de que un estigma se aplique a nosotros cuando nos hacemos mayores da lugar al rechazo hacia uno mismo. “La gente está asustada de envejecer”, afirma Martha C. Nussbaum, a la vez que sostiene que si uno se niega a identificarse con el grupo de personas mayores para protegerse contrarresta la solidaridad con el colectivo que, por ejemplo, ayuda mediante movilizaciones políticas.

Además, debe considerarse que el progreso del envejecimiento es increíblemente variable y atañe a diversos aspectos de la vida humana. “Un hombre de 90 años puede conservar su agudez mental con alguna discapacidad física, mientras otro de 65 no puede tener dificultades para correr pero sufrir Alzheimer”, señala Nussbaum.“Se asume que las personas mayores son menos competentes en su conjunto y en todos los aspectos de la vida, sin evaluar las capacidades del individuo”, declara en el libro. Los prejuicios juegan un mal papel en la salud de la gente mayor. “Si incluso los médicos piensan que una enfermedad tratable es “algo normal de la edad”, la gente no recibe el cuidado que necesita”.

Siguiendo esta teoría, Levmore, también en una entrevista con EFE, defiende los beneficios que supondría una jubilación voluntaria que fijara la edad límite mediante un contrato entre empleado y empleador.

El jurista sostiene que en EE.UU “ todos parecen agradecidos de haberse retirado a la edad que lo han hecho”, aunque no cree que “estas elecciones se basen en la autopercepción de ver que sus habilidades se vayan declinando”.

Envejecimiento activo

Con el paso de los años “nos encontramos más cómodos en nuestra propia piel”. La autora sostiene que aunque esta se torne ajada, la vejez tendrá que ver más con acumular sabiduría y experiencia. “Cuando eres joven pierdes el tiempo en muchas cosas que no merecen la pena; envejecer nos reta a ser realmente nosotros mismos”.

Recurrir a procedimientos de cirugía estética es cada vez más frecuente cuando la edad empieza a notarse. Martha C. Nussbaum discurre sobre esta modificación “antinatural” que hacemos de los cuerpos, y prioriza un plan de ejercicio que beneficie la salud. El cuidado del yo debe consistir en mejorar la apariencia, no en tratar de parecer más jóvenes. “Los hábitos y el cuidado personal marcan una gran diferencia, pero una gran parte también la juega la suerte”, declara la filósofa.

“La vejez nos arriesga a llevarnos a una segunda infancia”, asevera la autora, alertando de la amenaza que supone desconectar de un espectro más amplio de valores por focalizarnos en nuestro ego y las inmediatas necesidades corporales. El envejecimiento también tiene que ver con dejar huella y tratar de que nuestra vida marque una diferencia en el futuro. Como concluye Martha C. Nussbaum en el libro, “todos tenemos que ser conscientes de este riesgo moral a fin de luchar contra él, preferiblemente con elegancia, humor y humildad”.

Te podría interesar

Deja tu comentario