Cómo ayudar que los adolescentes tenga buenos hábitos alimentarios

  • por EFE lunes 19 marzo 2018

REDACCIÓN.- La adolescencia se caracteriza por ser un período de madurez sexual, funcional y psicológica. Se inicia aproximadamente a los 12 años en las niñas y a los 14 años en los niños. Fruto de la aceleración del crecimiento, las necesidades nutritivas de los adolescentes también se ven incrementadas.

Por ello, es propio de esta etapa la adquisición de nuevos comportamientos, aunque “a menudo contrapuestos a los del adulto como forma de expresión a su identidad por parte de los adolescentes”, sostiene Laura González, responsable de Salud y Nutrición de Nestlé y colaboradora de “El Bisturí“.

Se trata de un período muy influenciable en el que “se pueden adquirir gustos y aversiones alimentarias que perdurarán en la edad adulta”, añade.

Nutrientes indispensables En esta edad cobra especial importancia el aporte energético (que debe ser superior al del adulto y contener nutrientes como, por ejemplo, proteínas, vitaminas, minerales, especialmente calcio, hierro y zinc).

Las proteínas: Su función final es sintetizar nuevos tejidos y estructuras del organismo.

Las vitaminas: Intervienen en los procesos metabólicos muy activos durante la adolescencia.

Los minerales: Cruciales en el funcionamiento correcto de los sistemas enzimáticos; a destacar las necesidades incrementadas de hierro (especialmente en las chicas, debido a las pérdidas en la menstruación).

El hierro: Alimentos ricos en este nutriente son las carnes rojas, el hígado o embutidos como la morcilla o butifarra negra. Se pueden consumir una vez a la semana. Las legumbres son alimentos también ricos en hierro pero de menor biodisponibilidad. Si los consumimos con alimentos ricos en vitamina C, como por ejemplo las frutas cítricas, se favorece su absorción.

El calcio: En la adolescencia sus necesidades se incrementan y son más altas que las del adulto debido al desarrollo del esqueleto.

En el adolescente son necesarios unos 1.200 miligramos (mientras que en el adulto serían unos 800 mg). El pico de masa ósea se adquiere entre los 25 y los 35 años, por ello, es importante asegurar el correcto aporte de calcio en la adolescencia. El déficit de este mineral puede conducir a la aparición de osteoporosis en edades avanzadas. “Debemos recordar que la leche y los derivados lácteos son las mejores fuentes de calcio de nuestra dieta”, indica González.

El zinc: Un mineral básico para el crecimiento. Contribuye al desarrollo sexual y al mantenimiento de los tejidos. Se puede encontrar en alimentos de origen vegetal o en las semillas de los vegetales.

“Los hábitos alimentarios de los adolescentes se caracterizan por una tendencia a la irregularidad de horarios, se saltan comidas -especialmente el desayuno-, y también tienden a realizar comidas fuera de casa principalmente en restaurantes de comida rápida, lo que puede desequilibrar la alimentación diaria”, comenta la nutricionista.

La imagen corporal cobra especial importancia en la adolescencia, siendo los más jovenes muy sensibles a la publicidad, “un hecho que puede llegar a condicionar sus hábitos alimentarios”, matiza.

La nutricionista alerta: “la prevalencia de sobrepreso y obesidad en niños y adolescentes ha aumentado de forma espectacular. Hemos pasado del 4 % en 1975 a más del 18 % en 2016”.

Y es que, según la última Encuesta Nacional de alimentación en la población infantil y adolescente, la calidad de la dieta de los adolescentes españoles “es muy mejorable”: Se caracteriza por un bajo consumo de cereales, frutas y verduras, y por un elevado consumo de alimentos ricos en sal, grasas saturadas y azúcar.

A partir de estos resultados, las autoridades han puesto en marcha el Plan de Colaboración para la mejora de la composición de alimentos y bebidas, así como otras medidas del 2017 al 2020.

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