¿Qué entendemos por hipertiroidismo?.Tratamiento

La mayor parte de su sintomatología es extratiroidea, destacando como enfermedades causales principales el hipo y el hipertiroidismo.

El tratamiento del hipertiroidismo puede llevarse a cabo de dos formas, dependiendo de la gravedad del caso.

De esta forma, mientras que en unos casos puede tratarse solamente con fármacos, en casos más graves, puede requerirse una intervención quirúrgica.

La cirugía es una opción que solo se contempla cuando existen problemas secundarios, como puede ser la compresión de la tráquea por la tiroides.

En la mayoría de los casos, el tratamiento farmacológico suele ser suficiente, por lo que es de vital importancia encontrar la causa de la enfermedad e iniciar el tratamiento de la misma en la brevedad posible.

Ahora bien, independientemente de la causa, la disfunción tiroidea suele estar asociada con el aumento del tamaño de la glándula, llamado bocio.

Por otra parte, es necesario señalar que los trastornos tiroideos son más prevalentes en las mujeres que en los hombres; además, aparecen con más frecuencia durante la gestación.

¿Qué entendemos por hipertiroidismo?

El hipertiroidismo o tirotoxicosis (forma en que se denomina al cuadro clínico característico) se define como aquella alteración del tiroides que cursa con una excesiva secreción y actividad de las hormonas tiroideas.

Este desequilibrio ocasiona un aumento del metabolismo, la temperatura basal y la sudoración, y a su vez, cursan con estados de nerviosismo, temblor, taquicardia, disminución del peso y agitación.

Las causas principales del hipertiroidismo suelen ser dos: la tiroiditis (inflamación de la tiroides) y la enfermedad de Graves, la cual se trata de una enfermedad autoinmune que hace que la tiroides libere una cantidad desproporcionada de hormonas tiroideas.

En los países desarrollados, el hipertiroidismo afecta a alrededor del 1% de la población.

Tratamiento del hipertiroidismo

El tratamiento del hipertiroidismo depende de la causa. Por lo general, los síntomas suelen desaparecer cuando se elimina la causa, pero si el problema no es tratado supone una carga excesiva para el metabolismo del paciente.

En la mayoría de los casos, el paciente puede controlarse con fármacos antitiroideos; aunque es necesario aclarar que estos no modifican los mecanismos subyacentes ni mejoran los exoftalmos propios de la enfermedad de Graves.


Radioyodo

El radioyodo es el tratamiento de primera elección del hipertiroidismo. Frecuentemente se utiliza el isótopo 131I por vía oral, lo que hace que sea captado y asimilado por el tiroides como si fuera el elemento natural. Es entonces cuando el radioyodo emite radiaciones de tipo β y γ.

De especial importancia son los primeros, ya que éstos son absorbidos por el tejido y ocasionan una destrucción selectiva del mismo.

El radioyodo posee una vida media muy corta (8 días) y a los 2 meses la radiactividad ha desaparecido. Sin embargo, este tipo de tratamiento del hipertiroidismo no es perfecto, ya que, finalmente aparece el hipotiroidismo. Este es tratado mediante terapia de sustitución con la hormona T4.

Las desventajas de este tipo de tratamiento son dos, principalmente. Por una parte, el paciente bajo tratamiento con radioyodo no se debe acercar a bebés ni a niños pequeños en un lapso de tiempo de 2 a 4 días. En este sentido, el uso del radioyodo está totalmente desaconsejado en niños.

Por otra parte, está contraindicado en mujeres embarazadas, debido a la posible afectación del feto.

Dentro de esta familia de fármacos utilizada en el tratamiento del hipertiroidismo destacan el carbimazol, el metimazol y el propiltiouracilo.

Estos fármacos reducen la formación de hormonas tiroideas por la glándula, consiguiendo una disminución de los síntomas de la enfermedad. Al cabo de 3 semanas se normalizan el metabolismo y la frecuencia cardíaca.

Administrados por vía oral, la respuesta clínica completa a estos y otros fármacos antitiroideos puede demorarse varias semanas debido a la larga vida media de la T4 remanente y a los almacenes de la misma que puedan existir en la glándula.

El hecho de que estos antitiroideos atraviesen la placenta y aparezcan en la leche materna, hace que sean incompatibles con el embarazo y la lactancia.

Entre sus efectos adversos destacan la neutropenia y la agranulocitosis. Relativamente infrecuente y reversible al suspender el tratamiento, los pacientes deben alertar de inmediato los síntomas (en especial el dolor de garganta) y someterse a un análisis de sangre.

También pueden aparecer otros síntomas como exantemas, cefalea, náuseas, ictericia y dolor articular.

Yodo
En el organismo, el yodo se convierte en yoduro, el cual inhibe transitoriamente la liberación de hormonas tiroideas. Gracias a la inhibición de la secreción de hormonas tiroideas, es posible remitir los síntomas en un lapso de 1 a 2 días, aproximadamente. Al cabo de 10 días, el tamaño de la glándula se reduce visiblemente.

Si la administración es continua, su efecto es máximo, teniendo así un duración de 10- 15 días, y luego disminuye. Es por esto que no se usa a largo plazo.

Además de utilizarse en el tratamiento del hipertiroidismo, el yodo se usa también para reducir la captación del isótopo por el tiroides, tras la exposición a fugas de yodo radiactivo de reactores nucleares.

El lagrimeo, el dolor en las glándulas salivales y un síndrome pseudocatarral son los efectos adversos relacionados con la dosis. Esto se debe a que el yoduro se concentra en las lágrimas y la saliva.

Otros fármacos utilizados

Los β-bloqueantes, como el propranolol, son fármacos de gran utilidad  a la hora de disminuir algunos de los síntomas del hipertiroidismo, tales como la taquicardia o la agitación. Estos se usan, sobre todo, durante el período inicial del tratamiento del hipertiroidismo hasta que empiezan a ser evidentes los resultados.

Por otra parte, los colirios que contienen guanetidina, se emplean para aliviar los exoftalmos del hipertiroidismo.

La cirugía como alternativa al tratamiento farmacológico

La extirpación quirúrgica de la glándula tiroidea (tiroidectomía) es una opción terapéutica válida en personas jóvenes con hipertiroidismo. De hecho, se recurre a la cirugía cuando existe, por lo menos uno o más de los siguientes factores:

Bocio pronunciado.
Alergias a fármacos antitiroideos.
Efectos secundarios graves a los antitiroideos utilizados.
En el 90% de los casos constituye una vía apta para controlar permanentemente la función tiroidea. Es frecuente que, después de la cirugía se produzca hipotiroidismo, por lo que suele ser necesario recetar al paciente que tome la hormona tiroidea de por vida.

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