La difteria puede ser mortal: contagio, prevención y tratamiento

Redacción Internacional.- A principios del siglo XX la difteria era la décima causa de muerte en el mundo, pero la vacuna ha reducido su incidencia significativamente.

Conoce cómo se contagia, y su prevención y tratamiento.

La difteria es una enfermedad rara en los países desarrollados,  que no se ha extendido tanto gracias a la vacunación generalizada de la población (vacuna DTaP), y a la mejora de las condiciones higiénicas.

Sin embargo, en en muchos países todavía continúa siendo una enfermedad endémica (es decir, es una enfermedad habitual de esas regiones). Por tanto, la vacunación resulta fundamental para la erradicación de la enfermedad

La difteria es una enfermedad infecciosa aguda causada por la toxina (sustancia tóxica) que produce una bacteria llamada Corynebacterium diphtheriae. Es una patología grave que en ocasiones puede causar la muerte.

La bacteria suele colonizar las mucosas de la nariz y la garganta, donde produce inflamación y la formación de unas membranas grisáceas que se adhieren fuertemente a la mucosa, pudiendo dificultar la respiración e incluso conducir a la asfixia.

En algunas ocasiones la toxina de la bacteria (llamada toxina diftérica) puede llegar a la circulación sanguínea, diseminándose al resto del cuerpo y dañando órganos como el corazón, los nervios y los riñones.

Epidemiología de la difteria

Históricamente la difteria ha sido una enfermedad muy frecuente y con graves consecuencias, y a principios del siglo XX constituía la décima causa de muerte en el mundo, pero su incidencia ha ido disminuyendo progresivamente tras la introducción de una vacuna efectiva en la década de 1940.

La difteria afecta fundamentalmente a la población infantil, y resulta excepcional encontrar casos de infección por debajo de los seis meses, ya que a esa edad todavía se conserva la inmunidad materna, siempre y cuando la madre esté correctamente vacunada.

En los países desarrollados existen programas de vacunación obligatorios con los que se consigue proteger a la población, siendo los casos de difteria excepcionales y limitados a determinados colectivos.

Si se cumplen correctamente los calendarios vacunales la protección infantil es mayor del 99%, sin embargo, la disminución de la inmunidad con el tiempo en los adultos hace que éstos sean especialmente susceptibles de contraer la enfermedad cuando viajan a países donde la difteria es endémica.

Las regiones del mundo en las que la difteria sigue siendo un problema de salud pública se localizan fundamentalmente en Asia y Pacífico Occidental, África, América del Sur, Oriente Medio, y algunos países de Europa Oriental. En España no se han comunicado casos de difteria desde 1986.

Las personas que corren un mayor riesgo de contraer la enfermedad son los niños y los adultos no vacunados, las personas que viven en condiciones de hacinamiento y escasa higiene, los inmunodeprimidos, y aquellos que viajan a zonas endémicas sin haber cumplido el calendario vacunal correctamente.

En cuanto a la mortalidad, la tasa de letalidad de la difteria no cutánea es de un 5% a un 10%, aunque en los países más pobres puede ascender hasta la mitad de los casos graves.

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