Tolerancia cero es la única arma efectiva contra el bullying

Un día cualquiera en un colegio de algún punto de la geografía española un niño empuja a otro en el patio, le hace daño, le grita y le insulta. Mientras, el resto de niños observa y no interviene.

¿Estamos ante un acto de crueldad y violencia puntual o ante una situación de bullying? ¿Qué diferencia una cosa de la otra?

El bullying es un acoso repetido, la puesta de motes, la persecución, la pelea”, explica Almudena Olaguíbel, especialista en protección en Unicef España, quien india que siempre hace de forma repetida y dirigida a una persona por parte de una única persona o de un grupo de chicos y chicas.

Los datos en España son escalofriantes según el último estudio realizado por la Fundación de Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo (ANAR) quienes además alertan de que el 36 por ciento de los casos de bullying se produce en forma de ciberacoso a partir de los 13 años.

La especialista alerta de que están detectando que cualquier delito o problema contra la infancia tiene su reflejo en las redes sociales. “Hablamos de abusos sexuales y de acoso.

Las redes se han convertido en una forma más de estar ante la vida y los chicos y las chicas viven en internet, no lo usan como herramienta, aprenden en internet y les gusta conocer a gente on line. No podemos obviar esa realidad”, añade.

El acoso y la violencia están presentes en bullying y ciberbullying. Sin embargo, la especialista indica que hay dos diferencias fundamentales entre ambos.

La primera es que en el ciber acoso el agresor no está presente por lo que se mantiene al principio impune y es más anónimo. Por otro lado, no tiene esa empatía que puede tener el acosador que está viendo al otro niño llorando.

La segunda es la permanencia: en internet el acoso perdura en el tiempo y tiene mucha más presencia porque llega a más más personas: se puede compartir una amenaza, una foto o un vídeo de una persona muchísimas más veces en la red.

Otro dato importante a tener en cuenta es que, según el informe de Unicef Internacional Peligros y posibilidades de crecer conectados, las niñas suelen ser las más acosadas en ciberbullying, tanto por niñas, como por niños y grupos mixtos; mientras que los niños suelen ser acosados por niños.

Consecuencias para el niño

Las consecuencias están muy estudiadas. “Según la experta Pepa Horno, la violencia no es entre iguales, siempre hay una especie de poder entre el que la ejerce y el que la sufre.

Dice Pepa, que podemos trasladar las consecuencias de la violencia al bullying, aunque el origen común es el miedo”, añade Oraguíbel.

Las consecuencias que produce el miedo son las más preocupantes y a su vez son las que nos pueden servir como señal de alerta para detectar que está sucediendo algo. Algunas de las más relevantes son trastornos del sueño, de la alimentación, ansiedad, depresión, baja autoestima, miedo y vergüenza paralizantes, fallos de memoria y fracaso escolar.

“También son comunes el aislamiento y el retraimiento social. Cuando la violencia se ejerce de modo repetitivo y mantenido en el tiempo incluso puede producirse un daño neurológico que puede generar una discapacidad leve, falta de autorregulación interna y por último cuadros de patologías severas, como síndrome de estrés postraumático complejo o trastorno de personalidad”, advierte.

¿Cómo hay que actuar en estas situaciones? La especialista de Unicef indica que existen herramientas, sólo hay que ponerlas en práctica para atajar esta situación.

El primer paso es erradicar la idea de que son cosas de niños y que no tienen importancia. “La violencia y el acoso afectan a los niños y les afectan a largo plazo. No hay que restarles la importancia que tienen porque hemos visto que las consecuencias pueden ser incluso irreversibles.

Tenemos que tener tolerancia cero ante la violencia y el acoso”, reitera.

El segundo paso que tenemos que dar es concienciarnos como sociedad. La experta indica que la sociedad tiene que plantearse que la violencia que se ejerce contra los niños es un ejemplo  que los niños imitarán y aplicarán a otros niños.

El tercer paso es la concienciación y la importancia de los terceros, de esas personas que son testigos, que ven la violencia pero que están callados. “Son compañeros, profesores o alumnos de otras clases que creen que eso no van con ellos y que no pueden hacer nada”, explica Olaguíbel.

“Están equivocados. Hemos visto que la fuerza que tienen esos terceros o esos amigos en los que se apoya el joven que está siendo acosado son una parte muy importante.

Es responsabilidad de todos y todos podemos hacer algo, la víctima no tiene que cargarse en la espalda la situación y el miedo; es un eslabón más de la cadena y cada uno en su eslabón puede hacer mucho y pasarlo al siguiente eslabón”, concluye.

Te podría interesar

Deja tu comentario

Populares