Músculos por fuera, y una bomba de tiempo por dentro

Son músculos por fuera, y una bomba de tiempo por dentro.

Debajo de una figura bien definida, brazos fuertes y abdomen plano, muchos jóvenes ocultan un cuerpo enfermo o al borde del colapso, sometido al uso de fármacos para animales u otros prescritos para personas asmáticas o con problemas de tiroides. ¿El resultado? Riñones que no funcionan y gastritis crónica por el uso de estos fármacos, dañinos para los seres humanos debido al exceso de proteínas.

Se trata de sustancias y productos que, en lugar de una dieta equilibrada y una rutina de ejercicios constantes, les aconsejan usar “fortachones”, a los que ellos quieran imitar.

Estos jóvenes, sin tener conocimientos de medicina, les recomiendan a otros que buscan los mismos objetivos y hablan con propiedad de los cambios que logran en sus figuras, menospreciando el daño que provocan a la salud. Los casos son mucho más de los que los padres pueden imaginar.

Johnny es de fuerte contextura física, mide 6 pies y 4 pulgadas, tiene 26 años, deportista con gran pasión por el gimnasio. Hoy sus riñones colapsaron y espera un milagro para salvar su vida.

Mantenía una rutina de ejercicios varias veces a la semana y por siete años consecutivos se hizo adicto a las proteínas y otros suplementos de los que están de moda en la clandestinidad.

No presentó síntomas de afecciones a la salud, salvo algunos dolores en la espalda baja, hasta que unos meses atrás fue llevado a un hospital con dolor de cabeza y presión arterial alta. Fue en ese mismo centro que un nefrólogo le advirtió que había que dializarlo porque estaba a punto de caer en coma. Sus riñones no funcionan y es dializado tres veces por semana, según cuenta su madre, quien sabía sobre la ingesta de proteínas de su hijo, algo que veía como normal entre sus compañeros del béisbol y del gimnasio.

Otros casos
Carlos es un joven de escasos recursos económicos. En el barrio todos saben que no tiene una buena alimentación, va pocas veces al gimnasio, no obstante, ha transformado su figura.

¿Qué ha hecho para lucir tan fuerte? Cuando Carlos escucha esta palabra guarda silencio y después responde: “hago muchos ejercicios”. Los rasgos de su rostro y el lenguaje corporal lo delatan. Y luego, responde que alguien le recomendó una sustancia que se inyecta a pollos.

“Cuando esa persona me lo dijo, me quedé asombrado, pero él me aseguró que se la había puesto, se veía bien. Yo duré algunos días pensándolo, y después tomé la decisión de ponérmela”, confiesa.

Se inyectó por primera vez en febrero de este año y la segunda dosis cinco meses después. No sabe dónde venden el producto, solo paga 500 pesos a quien se lo inyecta.

Carlos no consume proteínas, lo único que en la actualidad toma es un suplemento para aumentar su fuerza durante sus entrenamientos.

Gastritis por abuso de proteína
Pedro era el flaco de su sector, en una comunidad de Santo Domingo Norte. Todos conocían el gran esfuerzo que hacía, desde su adolescencia, para superar sus 115 libras, sin alcanzar resultados favorables.

Duró varios años acudiendo al gimnasio, sin resultados evidentes, hasta que comenzó a leer en internet y encontró una proteína que garantizaba el aumento de masa muscular de forma rápida.

La promoción que le daban al producto lo convenció y salió a comprarlo. Le sorprendió, porque no es algo común. A pesar de eso, lo compró e inmediatamente comenzó a consumirlo. Dice que la proteína era “medio extraña”, porque se quedaba pegada en el vaso y tenía que batirla mucho para poder diluirla y tomarla.

Cual si fuera un profesional, lo atribuyó al gran contenido de leche que decía la etiqueta, pero cada vez que la tomaba sentía un dolor en el estómago, que con el tiempo era más fuerte.

La proteína lo había hecho aumentar su masa muscular rápidamente, pero las molestias estomacales lo llevaron a una consulta médica, donde le detectaron gastritis crónica, generada porque la proteína se le quedaba pegada en el estómago.

Un amigo de Pedro vio que estaba aumentando rápido y le pidió que le dijera la proteína que estaba usando, y se lo dijo.

Un tiempo después su amigo también presentó el mismo problema y fue diagnosticado con gastritis crónica.

Ambos aparentan buenas condiciones físicas, pero enfrentan dificultades de salud. Sus médicos les han recomendado una dieta estricta, no pueden comer subido de sal ni grasas. Deben tomar mucha agua cada día y entienden que si siguen con su dieta pueden sanarse de la gastritis.

Habla un físicoculturista
Nathalia es una joven esbelta, con una carrera universitaria, que en los últimos meses ha entrado de lleno al mundo del físicoculturismo. Llegó a tener el cuerpo deseado con disciplina, dieta equilibrada y ejercicios, pero quiso más.

Admite que ha usado fármacos para animales, suplemento proteico, medicamentos para asmáticos y para pacientes con problemas de tiroides.

“En esta área se usan medicamentos que se utilizan para la tiroides, el asma y nosotros los manejamos para que nuestro organismo funcione según nosotros queremos, para bajar la cantidad de grasa en sangre y para aumentar la capacidad al momento de entrenar”, expresa Natalia.

Advierte que personas sin conocimiento sobre esos fármacos se los recomiendan a otros sin saber cuáles son las condiciones de salud de cada usuario. En el caso de medicamentos para animales, ella los adquiere en las veterinarias, siempre de los inyectables.

El afán de ser fitness
“Algo importante es que los reales preparadores, que en verdad están capacitados, están queriendo ir un poco más allá y están entrando en la medicina china. Tratan con medicamentos y suplementos chinos. Ahora yo estoy ingiriendo un té en cápsulas, que lo adquiero en una tienda de suplemento normal, pero ya eso son escuelas de medicina china que los preparadores van estudiando con certificaciones, incluso internacionales”, explica Nathalia.

Dice que el problema está cuando uno que se hace llamar entrenador, sin estar capacitado, se le acerca a alguien con intención de tener las piernas grandes, bajar la barriga rápido y le recomienda cosas.

Cita el caso de una persona que trabaja en un gimnasio y le inyecta un fármaco a las mujeres en los glúteos para aumentarlos, esto de forma clandestina, sin que el establecimiento tenga conocimiento.

“Los medicamentos para el asma ayudan a tener una mayor resistencia, aceleran el metabolismo  y te ayudan a quemar muchísima grasa”, sostiene.

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NEFRÓLOGA ADVIERTE DAÑOS A RIÑONES
Los riñones y el corazón son de los órganos más afectados con el exceso de proteínas y de esteoriodes, porque según la nefróloga Hilda Lafontaine, cuando crecen los músculos del cuerpo, crece el corazón y el exceso de proteínas hace colapsar los riñones. La mayoría de los atletas, dependiendo de los ejercicios que hagan, desarrollan a veces un corazón grande, por eso a veces caen muertos.

“He tenido en mi consulta chicos que están en los gimnasios y quieren echar músculos, no sé cuántos pacientes de alrededor de 18 a 20 años, o sea jóvenes, con una dieta alta en proteínas y se inyectan esteroides, por eso tú lo ves que están tan fornidos, pero finalmente así como aumentan los músculos por fuera, el corazón les crece, porque el corazón es un músculo, pero la ingesta de proteína, sobre todo de origen animal, cualquiera que sea, en alta dosis es tóxico y llega un momento en que los riñones colapsan”, precisó.

Argumenta que cuando los riñones no toleran una elevada cantidad de proteína, aumenta el proceso de filtración glomerular, entonces eso va dañando las membranas.

“Tú ves que esos muchachos te dicen: yo orino mucho, a cada rato, a cada rato, ellos toman mucho líquido, pero la misma proteína fuerza que el riñón orine más, porque hay un aumento en el grado de filtración glomerular”, indicó. Explica que es común ver personas con una dieta con alta cantidad de proteínas, pero la urea (orina) también se eleva en estos pacientes, y cuando el daño se establece, entonces la creatinina se eleva, porque la proteína no se está excretando.

“Fíjate que uno de los tratamientos más especiales de la ineficiencia renal crónica es la dieta baja en proteína. Cuando se somete al paciente en una dieta baja en proteína controlando su potasio, no se va a borrar el daño que se hizo, si el paciente llegó a 1.8 el nivel de creatinina no se va a borrar, pero por lo menos no sigue funcionando de manera acelerada como estaba anteriormente, se logra plafonar esa creatinina por más tiempo, para evitar la evolución rápida hacia la insuficiencia renal”, refirió la especialista.

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