El equilibrio de la insulina es vital para prevenir complicaciones

Una persona diabética debe saber que, si sigue las recomendaciones de su médico y hace determinados cambios en sus hábitos, su calidad de vida será excelente.

Aquí debemos resaltar la importancia de mantener un buen equilibrio permanente entre la glucosa y la insulina en sangre.

La glucosa es una forma de azúcar que se encuentra en una cantidad significativa de los alimentos que ingerimos, principalmente en aquellos que son dulces. La insulina es una hormona que posibilita que la glucosa entre en las células del organismo, en donde se convierte en energía necesaria para la vida diaria.

El Dr. Eduardo Carrillo, médico endocrinólogo, señala que una persona con diabetes debe estar atenta al adecuado control de sus valores de glicemia pues, de lo contrario, presentará desequilibrios que podrían tener efectos perjudiciales para el organismo, ocasionando otras afecciones asociadas a la diabetes, o complicaciones.

La diabetes se origina cuando el organismo pierde su capacidad de producir suficiente insulina o de utilizarla con eficacia, ocasionando que el nivel de azúcar en la sangre (glicemia) se eleve demasiado.

“Existen órganos que son blanco de los episodios de hiperglucemia, entre los que podemos mencionar: los ojos, dónde se produce retinopatía, que en muchos casos es causa de ceguera cuando esta avanza; los riñones, cuya alteración se conoce como nefropatía diabética, la cual puede culminar en la incapacidad de estos órganos para realizar sus funciones, a lo que llamamos insuficiencia renal. Otros tejidos susceptibles de daño son nervios y arterias”, advierte Carrillo.

Los altos niveles de glucosa en sangre podrían estimular la aparición de problemas cardiacos y trastornos óseos o articulares. También es posible que surjan problemas con la piel, el aparato digestivo, los dientes y las encías, así como disfunción sexual, entre otros.

Prevención y control

“Estamos ante un desequilibrio hormonal que por lo tanto requiere de estrategias para poder controlarlo y así evitar las complicaciones que mencionamos. Tales estrategias incluyen diferentes terapias como son: en primer lugar una dieta adecuada, en segundo lugar hacer ejercicios de forma regular, y en la mayoría de los pacientes, la administración de medicamentos, los cuales pueden ser por vía oral, en los casos de diabéticos tipo 2, específicamente, o administrados mediante inyecciones, como la insulina, excelente terapia que la mayor parte de los diabéticos tipo 2 pueden requerir en algún momento, en forma transitoria o definitiva”, señala el experto endocrinólogo.

Las personas con diabetes tienen que aprender, educarse, en relación a comer alimentos saludables, mantener o lograr un peso saludable, procurar más actividad física y tomar sus medicamentos, aun cuando se sientan bien.

Todos los tratamientos buscan controlar la glicemia, tanto en ayunas como luego de comer (post-prandial), siendo ésta sumamente importante, porque a sus valores o picos elevados se les ha visto relacionados con las complicaciones o comorbilidades a las que están expuestas las personas con diabetes.

“Entonces un paciente bajo tratamiento, bien sea con insulina o con medicamentos orales, deberá vigilar que esa glicemia post-prandial esté en los niveles adecuados, a través del auto-monitoreo, dos horas después de haber comido”, explica Carrillo.

La glucosa actúa como combustible del cuerpo y, para entrar dentro de las células y poder ser utilizada como energía, necesita la mediación de la insulina, pues ella funciona como la llave que abre la puerta a la glucosa hacia las células. Por ello la importancia del equilibrio entre ambas.

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