Sincronicidad, ¿Crees en las señales del destino?

La sincronicidad, denominada por la mayoría de las personas como “casualidades” es el principio que rige esa serie de circunstancias y acontecimientos que nos pasan en el momento justo, en el lugar idóneo, en la situación perfecta.

Se trata de uno de los aspectos más enigmáticos y cautivadores del universo en el que vivimos. A todos nos ha pasado en alguna ocasión una coincidencia tan improbable que nos resulta ominosa, mágica, epifánica o perturbadora.

Conexiones entre sucesos, personas e información que trascienden la realidad convencional: como si las cosas tuvieran hilos invisibles que sólo por momentos  —en estados de conciencia elevados o por una misteriosa alineación— podemos vislumbrar. (Aleph de Pourtales)

Sincronicidad. Jung  Sincronicidad, ¿Crees en las señales del destino? jung 2Fue el psiquiatra y psicólogo suizo Carl Jung en 1930,  quien acuñó el término sincronicidad, que define como “coincidencia con significado para la persona que la vive” e  inició el estudio de este fenómeno de manera rigurosa, si no científica.

Para Jung, la sincronicidad toca y se entronca con los campos más profundos de la mente humana, siendo en muchos casos una manifestación externa del inconsciente colectivo, a veces materializada a través de símbolos. Jung creía que las “coincidencias” no solo estaban gobernadas por el azar —siendo que su probabilidad de suceder era tan poca que podrían considerarse estadísticamente significativas— sino por una dinámica más profunda.

Coincide en esto con el texto gnóstico del Kybalion, que dice: “Azar no es más que el nombre que se da a una ley desconocida; hay muchos planos de causación”. (Aleph de Pourtales)

Según Carl Jung, la sincronicidad es una ley universal cuyo fin no es otro que el de orientarnos hacia un crecimiento evolutivo de la conciencia.

Durante su vida, Jung vivió constantes sincronicidades tanto personalmente como en la vida de pacientes de psicoanálisis.

En un determinado caso, una paciente excesivamente “racional” soñaba constantemente con un escarabajo dorado. Jung no podía avanzar en el psicoanálisis con ella debido a la resistencia de un modo de pensar demasiado cerrado.

Sin embargo, un día, tras relatarle la paciente otro sueño, sonó un golpe en la ventana, Jung la abrió y en la habitación entró precisamente un escarabajo verde dorado que se posó sobre la mesa.

La mente de la paciente no volvió a oponer resistencia al psicoanálisis. (Ignacio Escribano).

Sincronicidad. Pauli  Sincronicidad, ¿Crees en las señales del destino? PauliPara que Jung pudiese llegar a proponer la existencia de un principio conector acausal, que explicase la existencia de las sincronicidades, hubo de conocer al físico vienés Wolfang Pauli quien, como alumno de Neils Bohr, compañero de Heisenber y con su aguda inteligencia, no sólo pudo lograr una profunda penetración en la física cuántica sino que con su “principio de exclusión” aportó a la física el descubrimiento de un patrón abstracto que se oculta debajo de la superficie de la materia atómica, que determina su comportamiento de una manera acausal. O dicho de otra manera, el descubrimiento por parte de Pauli de este principio de exclusión, añadido a la mecánica cuántica, permitió reconocer un patrón, por debajo de la superficie atómica de la materia, que lleva a entender la sincronicidad como un “principio conector acausal” que realiza la unión entre la psicología y la física. El principio de exclusión de Pauli, en fín, creó “un paralelo con el principio de sincronicidad” ( Peat, 1987: 27-28).

Gracias a Pauli, Jung fue capaz de cristalizar aún más sus ideas; en 1952 los dos hombres publicaron juntos “The Interpretation and Nature of the Psyche”. Su relación permitió avanzar en la comprensión de que la causalidad y la sincronicidad no son contradictorias, sino percepciones complementarias de una misma realidad fundamental que nos permiten combinar lo objetivo y lo subjetivo y construir un puente entre la mente y la materia.

La relación, pues, entre el alma (psique) y el cuerpo, debe entenderse más como una relación sincronística que como una relación causal.

Jung pone como ejemplo el caso de percepciones extransensoriales, en las cuales no es posible una explicación por medio del cerebro; pero también los sueños, las premoniciones y adivinaciones, los oráculos y otros fenómenos llamados paranormales podrían ser considerados de esta misma naturaleza, pues en suma, lo que la sincronicidad propone es “tender un puente entre la objetividad y la subjetividad, correspondiéndose (sin negarlo) con un orden causal del mundo” (El Foro, 2000)(Tulio Marulanda Mejía)

Son muchos los científicos que han realizado estudios sobre la sincronicidad, desde físicos a médicos.

Eduardo Zancolli, un reconocido traumatólogo especialista en cirugía, sintió fascinación por la cultura tibetana desde temprana edad, y fue en esa región del planeta donde su búsqueda halló respuestas. Hechos que parecían mágicos se unieron en un guión coherente, y descubrió que las “casualidades” encierran un mensaje.

“Vivimos experimentando ese tipo de «coincidencias» que cambian el rumbo de nuestra vida. Se dice que se deben al azar puro y que, dentro de ellas, no debemos buscar significado. Mediante el estudio de las leyes de la naturaleza, se ha encontrado que todo parece emerger de un orden más profundo, un orden que tiene un propósito para ayudarnos a evolucionar y seguir aprendiendo.”

Según Zancolli, algunas coincidencias no son fruto de la casualidad, sino consecuencias de una causalidad que se nos escapa de los dedos; que a veces la realidad física parece colaborar con nuestro destino para desvelarnos quiénes somos realmente y cuál es nuestro camino. ( “El misterio de las casualidades”, Eduardo R. Zancolli.)

Estas “casualidades”, que por ley de probabilidades serían imposibles, son frecuentes cuando atravesamos crisis o transformaciones profundas, tales como un enamoramiento, una muerte, pérdidas o un cambio laboral. “En los estados emocionales fuertes, el alma hace un salto cuántico, lo que permite un reencuentro con ese sendero prefijado.

A partir de allí muchas personas cambian su perspectiva, sus valores, y modifican su rumbo”, sostiene Zancolli.

La actitud ante este fenómeno debe ser de apertura, no ofrecer resistencia. “Muchas veces se nos presenta una puerta que se abre y se entrecierra, y seguimos de largo.

Es importante estar alertas, y darle un espacio en nuestra vida. Tenemos una concepción lineal, buscamos certidumbres y programamos cada minuto del día, y así es muy difícil que se pueda manifestar algo que va en contra de lo programado, que es imprevisto, y hasta ilógico”, puntualiza el médico.

Os dejamos unas preguntas de Silvia Velando a Zancolli en una entrevista cuyas respuestas no os dejarán indiferentes:

S. Velando: ¿Hasta qué punto somos libres para poder elegir las distintas opciones que nos presenta la vida? ¿Realmente existe el libre albedrío?

Zancolli: Ese es “todo un tema”. Mi impresión, hoy, es que el destino nos presenta determinada situación, la que en sí es multi-probabilística, es decir con múltiples soluciones posibles.

Lo que sucede entonces es que el libre albedrío hace precipitar una sola de esas múltiples probabilidades, descartando el resto. En cierta forma esto refleja un aspecto absolutamente creativo en nuestras vidas de forma permanente.

S. Velando : Cuando decrecen los eventos sincronísticos qué explicación es la válida … ¿que nos apartamos del “centro”, del camino o del propósito?

Zancolli: Tal vez estemos abandonando el “lenguaje del alma” y olvidando sus cuestionamientos y necesidades. De cualquier manera todo en el universo, y en especial los fenómenos relacionados con órdenes superiores, se sucede en paquetes (“cuántos” = de ahí la denominación de física cuántica). Es imposible subir milímetro a milímetro una escalera. Estamos en un escalón o en el siguiente. Por eso a veces nos puede parecer que se ha detenido el flujo.

S. Velando:  Al igual que Jung concedió una importancia significativa al papel de las sincronicidades en las diferentes mancias adivinatorias ¿Usted también cree que éstas pueden ser un buen vehículo para conectar este tipo de “mensajes” con la persona?

Zancolli:  Creo que es posible establecer contacto con los eventos del futuro. Pero como dijimos antes, todo es multi-probabilístico hasta que sucede.

Lo que me parece que las mancias adivinatorias pueden, a veces, contactar con la situación que se presentará y con la solución más probable entre múltiples probabilidades.

A pesar de ello, creo que con el libre albedrío siempre podremos cambiar lo que a veces nos quieren hacer creer como absolutamente predeterminado.

El mismo Jung había sostenido que la sincronicidad era una ley del universo que actuaba para orientar a los seres humanos hacia el crecimiento de la conciencia.Hemos nacido de la naturaleza, no somos otra cosa que sus propios átomos organizados para albergar a la conciencia.

Sincronicidad  Sincronicidad, ¿Crees en las señales del destino? SincronicidadLas sincronicidades suelen suceder con mayor profusión en periodos de transformación: nacimientos, muertes, enamoramiento, psicoterapia, obra creadora intensa, cambio de profesión… En palabras del científico y filósofo David Peat, “es como si esta reestructuración interna produjese resonancias externas o como si una explosión de «energía mental» se propagase hacia afuera en el mundo físico”.

Según el médico hindú Deepak Chopra, “el funcionamiento de las sincronicidades está relacionado con esa fuerza que interconecta con información a todas las partículas que tuvieron relación entre sí en algún momento. Si todo nació del Bing-Bang, como afirma la ciencia, todo el universo estuvo junto en el momento inicial. Por lo tanto, todos estamos relacionados con todo.” (I. Escribano)

No debemos de considerar que toda sincronicidad es algo positivo —lo mismo pueden haber sincronicidades negativas—, pero sí que siempre nos están comunicando algo, que son una interfaz entre el universo y nuestra psique —en un posible proceso de disolverse en el universo.

Aprendemos que la sincronicidad es una forma elegante y lúdica a través de la cual nuestro inconsciente logra salir al mundo y decirnos algo que de otra manera no podríamos escuchar y que tiene una secreta importancia para lo más profundo de nuestro ser.

Es nuestra labor decodificar ese mensaje. Y si lo hacemos podremos sincronizarnos con nuestra individualidad en su máxima expresión, aquella que se desdobla de la totalidad, del espíritu.(Aleph de Pourtales)

 Y tú, ¿crees en las señales del destino?

Te podría interesar

Deja tu comentario

Populares