Toma nota de ¿cómo freír correctamente los alimentos?

Sabe que para freír un alimento y que quede bien crujiente y sabroso no es suficiente con introducirlo en aceite y dejar que se haga. ¿Quiere conocer algunas reglas de oro para conseguir una buena fritura? Pues tome nota:

Utilizar, siempre que se pueda, aceite de oliva limpio y sin reutilizar. El exceso de utilizaciones crea en la grasa elementos nocivos para la salud.

No sumergir los alimentos en el aceite hasta que éste se encuentre a la temperatura adecuada. Si el aceite está demasiado frío, los alimentos se empaparán hasta su centro en él y no quedarían crujientes. La inmersión en el aceite muy caliente crea una costrita externa que evita que el aceite penetre hacia el interior y que el vapor de agua salga al exterior, con lo que quedan crujientes y jugosos.

Introducir siempre los alimentos lo más secos posible.


Cuando tengamos grandes cantidades de alimentos a freír, debemos resistir la tentación de echar muchos a la vez. Esto provocará la rápida caída de la temperatura del aceite y la inadecuada fritura.


Siempre que sea posible, los alimentos deben quedar completamente sumergidos en el aceite durante su fritura.


Determinados alimentos ricos en agua, como los pescados, deben ser recubiertos de una película de harina y, si se quiere, huevo y pan rallado; si no, el vapor de agua ocasionaría que no se pudieran dorar y freír adecuadamente. Como norma general, determinados alimentos como el pescadito, croquetas o patatas fritas (cuando queremos que éstas sean crujientes), deben freírse a temperaturas próximas a 180º C. Otros alimentos con mayor contenido acuoso (verduras, pimientos, pescados enharinados, rebozados o empanados) deben freírse a una temperatura ligeramente menos elevada (alrededor de 160º C). Temperaturas más bajas deben emplearse para determinados alimentos que por su grosor tardarán más tiempo en cocinarse o que requieren de una fritura más lenta, éstos se cocinarán a 140º C.


Para saber si el aceite está caliente, se puede echar una miga de pan o, si nos gusta el sabor, un diente de ajo entero. Si nos cae agua en el aceite y empieza a chisporrotear, echamos un poquito de sal que absorberá el agua.

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