Iniciar el día bien alimentados es prioritario para una mejor salud y rendimiento cotidiano

Redacción Internacional.- Una larga noche, sueño y a levantarse corriendo se ha dicho. Esta es la clásica imagen de un lunes cualquiera en la habitación de un joven estudiante o trabajador.

Lo peor de este proceder es que a menudo sacrificamos los importantes nutrientes del desayuno.

El hecho de que el desayuno es la comida más importante de todo el día, hacerlo nos permite iniciar la jornada con buen pie.

Entre otras cosas, le proveemos al organismo todas las sustancias alimenticias que definen nuestra salud y rendimiento cotidiano.

Mucho mejor aún es hacerlo bien. La carencia de nutrientes puede generar muchos problemas a corto, mediano y largo plazo, por lo que no no desayunar bien tiene efectos negativos inesperados en la población sobre todo en la más joven.

Iniciar el día bien alimentados es prioritario, ya que la mañana  marca un hito en la cotidianidad de todo ser humano.

Es precisamente entonces donde debemos definir e ingerir todos los suministros alimenticios útiles para asumir la carga energética del resto del día.

A ciencia cierta, el desayuno representa el primer alimento que ingerimos tras 8 o 10 horas de sueño e inactividad. Al hacerlo, dotamos a nuestro organismo de la glucosa necesaria para realizar nuestras actividades diarias.

Y, cuando somos jóvenes, la forma en la que hacemos esta comida será una proyección de nuestra constitución corporal, hábitos alimenticios y salud en el futuro próximo.

La carencia de nutrientes afecta la absorción de hierro en el organismo Desayunar bien es contar con una mayor calidad de vitaminas y minerales útiles que serán empleados eficientemente para enfrentar las labores diarias.

La insuficiencia de hierro es uno de los problemas principales de las personas que no comen en la mañana.

De hecho, se sabe que quienes se saltan esta comida tienen problemas para adquirir y absorber hierro. Dicho elemento es fundamental para la oxigenación de las células y también para el funcionamiento correcto del sistema inmunitario. Añadido a esto, el hierro es importante para evitar cuadros clínicos de anemia, tanto en los jóvenes como en los adultos.

Tres cosas que pierdes cuando no desayunas

La carencia de nutrientes propia del ayuno nos impide desarrollar actividades físicas exigentes durante el día.

De hecho, ir al gimnasio sin haber realizado el desayuno nos hará perder masa muscular necesaria. Lo lógico es comer antes o después del entrenamiento.

Después de todo… ¿Quién puede ejercitarse sin energía?

Las actividades intelectuales desarrolladas en la universidad o el trabajo tampoco se verán favorecidas por el ayuno.

La falta de hierro y otras sustancias alimenticias impiden la oxigenación adecuada del cerebro, lo cual dificulta nuestra concentración y aprendizaje.

Y como si fuera poco, no comer nos pone de mal humor. Este efecto ocurre debido a los bajos niveles de glucosa, la disminución del funcionamiento cerebral y las señales que nuestro cuerpo nos envía cuando falla el abastecimiento regular de comida.

No sirve para perder peso Algunos jóvenes evitan desayunar bajo la falsa creencia de que esto les ayudará a bajar de peso.

Muy por el contrario, el ayuno puede generar descontroles en el metabolismo y una mayor propensión a la obesidad. Entre otras cosas, por la carencia de nutrientes necesarios.

Todo esto ocurre porque el cuerpo se ve obligado a administrar y almacenar los pocos suministros que tenía previamente.

De esta manera, el metabolismo trabajará “a media máquina” y las grasas innecesarias podrían acumularse.

Por eso, hoy en día se cree que un desayuno abundante y balanceado es el peor enemigo de la obesidad. Además, la hormona pancreática encargada del procesamiento de los azúcares tiene un mejor desempeño durante las primeras horas del día.

No resulta extraño que los entrenadores de gimnasio y nutricionistas sugieran que comamos más en la mañana y el mediodía. Se trata de disminuir la ingesta de alimentos gradualmente durante la tarde y la noche.

Hacia una dieta balanceada

La carencia de nutrientes no aporta en nada a la construcción de un cuerpo delgado, esbelto y en forma. A decir verdad, uno de los grandes beneficios de comer en la mañana es que a esa es la hora podemos tomar casi cualquier tipo de alimentos.

Por eso se recomienda que la ingesta de grasas se haga mayoritariamente desde las siete de la mañana y hasta las cuatro de la tarde. Claro, que lo ideal sigue siendo mantener un consumo balanceado de proteínas, carbohidratos y minerales.

En resumen, lo correcto es hacer desayunos abundantes, almuerzos suficientes, meriendas moderadas y cenas considerablemente ligeras.

Evitar la carencia de nutrientes al principio del día puede ser perjudicial a largo plazo.

Fuente: mejor con Salud

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