3 frases para recuperar tu amor propio en solo 3 minutos

Debes interiorizar estas ideas para que, día a día, te den la fuerza que necesitas, como una inyección de energía que en solo 3 minutos te recordará dónde está tu norte, dónde tu autoestima.

Hemos de admitirlo, a veces, dejamos nuestro amor propio en bolsillos ajenos, en las tuberías del descuido y en la red de una baja autoestima que nos hace olvidar lo que valemos y merecemos.

Es cierto que esta dimensión psicológica hunde sus raíces en la infancia y en todas esas experiencias previas que determinaron parte de nuestra personalidad.

No obstante, hemos de entender que, en lo que se refiere al amor propio, es recomendable atenderlo a diario e invertir en él de forma constante sin descuidarlo jamás.

No se trata tampoco de “inflarlo” hasta ese extremo en que uno mismo deriva en esos comportamientos narcisistas o en el más extremo egoísmo; en absoluto.

Se trata solo de ser habilidosos, sabios e intuitivos para saber dónde están nuestros límites, dónde nuestros derechos y, a su vez, los derechos de los demás.

Visualiza tu amor propio como una delicada joya de cristal. Entiende que, cuanto más brillo le des, más hermosa estará y más te inspirará.

Sin embargo, hay dos aspectos que debes cuidar en esta preciosa joya: no se la dejes a nadie y no permitas que la rompan.

A continuación, te ofrecemos 3 frases en las que reflexionar y que te permitirán atender a esa piedra preciosa como se merece.

Debes interiorizar estas ideas para que, día a día, te den la fuerza que necesitas, como una inyección de energía que en solo 3 minutos te recordará dónde está tu norte, dónde tu autoestima.

1. “Permitirme lo que merezco no es egoísmo, es salvaguardar mi amor propio”

Algo que resulta curioso en nuestro día a día es la manida frase de “tienes que quererte más, porque de lo contrario nadie te respetará”.

Sin embargo, cuando por fin damos el paso y empezamos a mirar un poco más por nosotros mismos, algo ocurre: no falta quien nos dice que hemos cambiado, que nos hemos vuelto egoístas.
Bien, debemos entender que del amor propio al egoísmo hay toda una escala de grados que la persona madura y equilibrada no sobrepasará, que conoce y controla.
Ese aprecio por uno mismo que a veces descuidamos durante mucho tiempo es un aspecto que socialmente no está bien visto.
Decir en un momento dado “no, no me apetece quedar contigo porque necesito pasar la tarde solo, paseando y pensando en mis cosas” puede ser para muchos algo extraño, carente de cortesía e incluso una falta de respeto.
Permitirte lo que mereces y necesitas en un momento dado nunca será egoísmo.

Aún más, quien lo entienda de este modo no será un buen amigo, porque las mejores amistades, los familiares más queridos, son aquellos capaces de empatizar con nosotros, de entendernos y respetar nuestras decisiones.

2. “Debo poner límites para proteger mi dignidad, mi identidad, mi preciosa esencia personal”

Quien camina por el mundo sin tener una barrera de protección, un filtro y un muro frente a lo que hace daño, lo que vulnera, lo que desintegra la autoestima, dará paso a todo lo que la vida y el destino quiera ofrecerle, tanto a lo bueno como a lo malo.

Así pues… ¿Y si nos volvemos algo más selectivos? ¿Y si nos decidimos a ser más sabios y quedarnos solo con lo bueno?

Hacerlo tampoco será un acto de egoísmo. De hecho, es un paso fabuloso hacia una adecuada salud mental y emocional, hacia un bienestar que revertirá directamente en tu equilibrio físico.
No dudes en colocar barreras y alambradas a quienes te traen malestar, chantajes, manipulaciones…

Ganar en calidad de vida puede ser muy fácil si empezamos a poner límites.

3. “Mi amor propio tiene un precio muy alto y no admite rebajas”

El amor propio es algo más que un sentido de autoprotección, de saber poner un límite entre lo mío y lo tuyo, de proteger esa piedra preciosa de la que hablábamos al inicio…

El amor propio es nuestra dignidad, es esa esencia inviolable y distintiva que conforma lo que somos, cómo nos percibimos y la fortaleza que hay en nosotros para encarar las dificultades, alcanzar lo que soñamos y crear una realidad acorde a nuestra personalidad.
No es fácil conseguir todo esto. Debemos entender también que el amor propio siempre está en continuo crecimiento. A veces se debilita, enferma o nos lo arrebatan.
Otras veces nos olvidamos de alimentarlo, porque esta dimensión necesita frescura, novedades, nuevos conocimientos, nuevas amistades, perspectivas y experiencias.

Entiende, por tanto, que tu amor propio tiene un precio muy alto. No se lo ofrezcas a nadie, es tuyo y te sirve también para poder dar a los demás lo mismo que te ofreces a ti: respeto, afecto, una sabia convivencia y armonía.

Te podría interesar

Deja tu comentario

Populares