La técnica de la tortuga: un método para el autocontrol en los niños

La técnica de la tortuga se ha utilizado mucho con los niños más pequeños. El objetivo es ayudarles a dominar su impulsividad y trabajar su autocontrol. Un ejemplo sería el de ese niño que se encuentra en el supermercado con alguno de sus progenitores y pide que le compren una chuchería.

Cuando le responden con una negativa empieza a gritar, a chillar, a patalear e incluso se tira al sueño. ¿Su objetivo? Lograr lo que pedía a base de dejar en vergüenza a uno de sus padres.

Gracias a la técnica de la tortuga se consigue que el niño acepte una respuesta negativa y, aunque se enfade, no actúe como en el ejemplo señalado.

Los profesionales de las consultas suelen empezar contándoles a los niños una historia que tiene como protagonista a una tortuga llamada Manolita. Gracias a ella se consigue que trabajen en su autocontrol.

La historia es la siguiente y la vamos a relatar como un profesional lo haría con un niño:

Vamos a hablar de una pequeña tortuguita llamada Manolita que se mete en muchos problemas. Cuando está en el colegio y los ejercicios no le salen bien, los rompe.

Cuando la profesora le riñe, se enfada. Si en el patio la empujan sin querer, le da patadas al culpable.

Cuando Manolita se comporta así no se siente bien. Después de romper los deberes o darle patadas a otra pequeña tortuga se siente muy mal, muy triste.

Piensa que podría haber hecho algo mejor pero, en el momento, la rabia no le dejó pensar mucho.

Un día Manolita, triste por las consecuencias de lo que había hecho –su profesora no le dejó salir al recreo por portarse mal–, se encontró con una tortuga con mucho más años que ella, muy sabia.

—Manolita, ¿no te das cuenta de que la solución a tus problemas se encuentra en tu caparazón? Cuando sientas que te enfadas mucho, métete en tu caparazón y cuenta hasta diez.

La pequeña Manolita pensó en esto y decidió ponerlo en práctica la próxima vez que le ocurriese algo.

Cuando en el recreo la empujaban sin querer, se metía dentro de su caparazón, contaba hasta diez y cuando salía ya no sentía ganas de responderle con patadas a nadie.

¡Era fantástico!

La profesora se puso muy contenta. Manolita ya no rompía sus deberes y parecía que la relación con sus compañeros había mejorado.

La técnica de la tortuga mayor era el mejor consejo que le habían dado.

Efectos en el amor propio y la autoestima

Como hemos podido observar, la historia es muy sencilla y permite que los más pequeños se sientan identificados con la pequeña tortuga.

Además de otro tipo de ejercicios que se pueden hacer, recordarles esta historia servirá para refrescarles la situación que vivía la tortuga y que la hacía muy infeliz y desgraciada.

No obstante, además de poder tener un autocontrol mayor, los niños se benefician de muchas otras maneras con la técnica de la tortuga:

Los propios niños controlan sus propias emociones. De esta manera, reconocen sus límites, aquello que los hace explotar y evalúan sus consecuencias.
Dejan de verse como “niños malos” que solo reciben riñas y recriminaciones que alimentan este comportamiento. Se dan cuenta de que no lo son.
Ven que cometen errores pero pueden ponerles solución y cambiar lo que han hecho para sentirse mejor.

Experimentan sentimientos más maduros, pues son ellos mismos quienes regulan sus emociones y quienes se autocontrolan. Nadie lo hace por ellos.

Fuente: Mejorconsalud

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