No, no te lo tomes tan a pecho, no estamos hablando de dejar de pensar.
Pero, sí de no irnos por las ramas y de evitar agotarnos mentalmente (y de, por consiguiente, ocasionarnos más problemas).
Para dejar de sobreanalizar, es necesario cultivar los siguientes hábitos.
¡Nada de procastinar!
Los plazos cortos nos ayudarán a tomar decisiones rápidas y a no pensar en demasía.
Si posponemos solo lograremos que nuestra cabeza piense y analice la situación en sus más mínimos detalles y se agote de encontrar imperfecciones. Porque no, la perfección no existe.
Pasar a la acción
Además de pensar y decidir en un corto plazo, lo ideal sería actuar rápidamente. Piensas, decides, actúas: ¡y ya no tendrás esos pensamientos en tu cabeza!
Comprender que no se puede controlar todo
Es un gran paso para no enloquecerte pensando. Es imposible poder controlarlo todo, no se puede. Preocúpate por las cosas que están a tu alcance y deja a un lado las que no.
No pensar en pequeños temores
Al sobreanalizar podemos llegar a dramatizar la situación y encontrar pequeños detalles que nos atemorizan. Por eso, tendrás que trabajar en ti mismo y en controlar esos pensamientos innecesarios que solo te causarán estrés, miedo y cansancio.
Ejercitar nuestro cuerpo nos libera, ayuda a reducir el estrés y a recargarnos de energías.
Te aseguro que luego de una buen sesión de entrenamiento ya no tendrás ganas de pensar demasiado.
Compartir más tiempo con sus seres queridos
Estar solo es importante, pero también es recomendable disfrutar de una buena compañía de vez en cuando. En esos días en los que no quieres estar solo tú y tu pensamiento, llama a ese amigo querido y distráete, será la mejor forma de no sobreanalizar y pensar en demasía.
Puedes solucionar este problema, tan solo tienes que poner en práctica estos hábitos y lo lograrás. ¿Te animas?