Cuando el dolor viene para quedarse

  • por EFE lunes 26 septiembre 2016

Redacción Internacional.- El dolor no es una enfermedad específica, pero provoca tanto o más temor en los pacientes, y por ejemplo, en España existen 180 unidades para luchar contra este trastorno que puede condicionar la vida diaria de una persona y que, en muchas ocasiones, requiere la intervención de un psicólogo.

“El Bisturí” ha dedicado un espacio monográfico a este problema desde tres ángulos distintos.

El dolor es una experiencia sensorial o emocional desagradable, asociada a un daño tisular real o potencial, según la definición propuesta por la Asociación Internacional de Estudio del Dolor (IASP).

Si el dolor no desaparece en seis meses, puede convertirse en una enfermedad crónica.

El programa de radio de EFEsalud, “El Bisturí”, ha realizado un especial para tratar a fondo este trastorno desde tres puntos de vista: el coordinador de una unidad de dolor en un hospital, el doctor José Luis de la Calle; una nutricionista, Anabel Aragón, y un psicólogo, Sergio García.

Unidades de dolor

España cuenta con 180 unidades específicas para el tratamiento del dolor con diferentes especialidades médicas.

“La población cada vez es más conocedora de la existencia de estas estructuras, pero muchas veces se desorienta entre especialidades y diferentes profesionales”, afirma José Luis de la Calle, coordinador de la Unidad del Dolor del Hospital Ramón y Cajal de Madrid.

El dolor crónico acaba haciendo mella en la persona, por lo que necesita un planteamiento multidisplinar con un programa específico para el tratamiento físico y psicológico.

El dolor puede limitar a la persona en el desarrollo de su profesión y sus aficiones.

“Hay pacientes que hacen un planteamiento catastrofista y piensan que su vida se ha derruído por completo, y otros muestran capacidad para afrontar esta nueva situación por sí solos”, asegura el experto.

Por esta razón, es muy importante que un psicólogo forme parte de estas unidades específicas para ayudar a los pacientes a afrontarlo en positivo.

Además de los fármacos, existen otros procedimientos llamados “intervencionistas” como los bloqueos nerviosos y de estructuras musculares, las técnicas de radiofrecuencia y neuromodulación y la estimulación medular.

De la Calle se ha mostrado “poco amigo” de las terapias alternativas a los fármacos y advierte que programas como el taichí, yoga o pilates son excelentes para muchos pacientes siempre que estén integrados de forma conjunta en el tratamiento del dolor.

Los expertos llevan años reclamando el reconocimiento de las estructuras y de la formación y capacitación específica en el ámbito del dolor, uno de los últimos sectores que se ha incorporado a la medicina como área de especialización.

Ha habido avances en el tratamiento apoyados en la tecnología y, particularmente, en el desarrollo de las técnicas de neuromodulación.

“Lo deseable es que en las facultades hubiera un programa específico de formación en dolor, aunque alguna lo tiene, pero no deja de ser la excepción”, apunta.

Nutrición y dolor

También desde la alimentación nos acercamos al dolor. La responsable de salud y nutrición de Nestlé, Anabel Aragón, afirma que “un desequibrio de los horarios en nuestras comidas puede repercutir en dolores de cabeza, gastritis y aumento del peso corporal, entre otras cosas”.

Algunos dolores pueden deberse a un exceso o carencia de determinados nutrientes.

Tal y como señala la nutricionista, si bien el dolor de cabeza no siempre está relacionado con alimentos específicos, lasmigrañas pueden desencadenarse ante determinadas sustancias.

Por otro lado, la falta de minerales como magnesio, potasio y calcio, y algunas vitaminas del grupo B, como B1 y B3, influyen en la intensidad de los calambres musculares.

Una de las consecuencias del desajuste en el horario de las comidas y del desbalance de la dieta es la gastritis, una inflamación del revestimiento del estómago que puede ser aguda o crónica si se prolonga durante meses o años.

Quienes la padecen sienten dolor en la parte superior del vientre o del estómago y náuseas.

Este trastorno requiere una alimentación suave y no irritante para la mucosa intestinal. La experta expone algunas recomendaciones:

Dolor psicológico

¿Y cómo se relaciona el dolor con la psicología? Si una persona se queja porque le duele algo pero no existe una causa física que lo justifique, “ese dolor es de otro orden, concretamente, del emocional”, afirma Sergio García, psicólogo.

El dolor físico puede tener un origen psicológico a causa de algo que nos ha sucedido.

“No es extraño -matiza- que tengamos una discusión con alguien a quien queremos y de repente nos duela el estómago”.

En la depresión, por ejemplo, existe un dolor psicológico que hace que la persona esté aletargada.

El experto en psicología, colaborador habitual de “El Bisturí”, recomienda visibilizar ese dolor, aceptarlo y saber que forma parte de nosotros para que a través de la tolerancia sea menos dramático.

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